Garrett Miller, emigrante estadounidense desde la década de 1970, vino a instalarse en Francia a los 23 años.
Verdadero amante de los espacios abiertos, compró una casa de campo en la campiña de Borgoña que renovó por completo hace unos veinte años. Dueño de una finca vinícola, siempre le han apasionado 2 cosas: gastronomía y mecánica.
Su padre era dueño de un garaje de autos en Wisconsin donde pasaba los fines de semana. Fue en este garaje donde construyó su primera bicicleta a la edad de 11 años.
Garrett decide en 2015 trabajar en un nuevo proyecto en su tiempo libre. La bicicleta eléctrica está entonces en pleno apogeo.
Decide crear una bicicleta que lleva su nombre, inspirándose en los Peugeot 102 y 103 y en el bicicletas schwinn abandonado en su granero, al que añade un toque de locura americana.